Hace unos días conocimos que, según la Fundéu, la palabra de 2013 había sido: «escrache«. Este vocablo ha tenido distintos niveles de aceptación entre vosotros: algunos habéis bautizado con este término las imágenes de gente reivindicativa agolpada ante un domicilio; otros habéis disentido de su elección porque creéis que «wasapear» resulta más representativa de vuestro día a día. Los ha habido que se han inclinado por «expapa» por su rareza o por «cholismo» por la nueva ilusión que ha inoculado Diego Simeone entre los seguidores del Atlético de Madrid.
Para ver cómo las palabras aisladas se alojan en vuestro interior y la imaginación les pone «rostro», hemos querido que alumnos de 1ºC de ESO escucharan, en una primera fase, la palabra E-S-C-R-A-C-H-E, pronunciada por la profesora de Plástica. A continuación, la han visto escrita. Por último, han tenido unos minutos para plasmar en el papel lo que les sugería esa voz antes de conocer su significado. Hemos elegido alguno de los ejemplos, contemplad cuál ha sido el resultado:
Parece que la mayoría de los compañeros se han decantado por la sugestión auditiva, es decir, por cómo les ha sonado. Así lo han identificado con un sonido semejante al de un «click» de una foto, de un «crack» de una máquina que recoge objetos desechables, de un «crunch» que brota cuando le damos un mordisco a un helado de hielo o cuando se deshace el cubito en un refresco de verano, de un descorche de cava en la fiesta de fin de año…
¡Qué sorprendente resulta la relación entre lo sensitivo y lo racional!
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AUTORA: Ana Garrido Rubio. Profesora de Lengua Castellana y Literatura.
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