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“La radio marca los minutos de la vida; la televisión, las horas;
el libro, los días”
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El acto de leer se puede definir según la RAE como el proceso de pasar la vista por lo escrito o lo impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados y entendiendo o interpretando un texto de determinado modo. También se puede definir como la abstracción por la cual una persona se introduce en la trama de cualquier historia convirtiéndose en un personaje más.
Para empezar, leer se hace mucho, pero no en cuanto a su esencia literaria, es decir, ahora mismo se leen más los whatsapps que los best-sellers. De hecho, del total de personas que leen: un 22’2% lo hace por trabajo o estudios. Incluso hay un 37% que no lee libros, sin embargo, la cantidad de lectores en España alcanza alrededor del 63% de la población, reduciéndose así la distancia que nos separa de la media europea, que es del 70%.
Por otra parte leer no tiene por qué ser un suplicio, todo el mundo debería tener un libro que le hiciera sentir algo, un escalofrío por un asesino ficticio que cruza la calle, una carcajada por una situación cómica, un cascada de lágrimas deslizándose por la cara debido a la muerte de un protagonista… y todo esto solo con la imaginación. ¿No es increíble?
Además, leer significa olvidarte de todos tus problemas por un momento y vivir experiencias distintas dejándote caer, como hizo Alicia por la madriguera, en busca de una aventura, tal vez incluso puedes ponerte de pie y gritar que eres infinito como Charly o luchar por todo lo que quieres como Katniss.
Por último la lectura debería ser algo imprescindible como la verdura en nuestra dieta, que si no la tomáramos no nos sintiéramos bien, nos faltaría algo, porque leer no significa perder el tiempo, es una actividad que supone no querer parar, como diría Jacinto Benavente: “No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por la inteligencia cuando el corazón está sano.”
Ana Blanco Heredia. Alumna de 1ºBachillerato