Thea Beckam (1973) Cruzada en jeans, SM
Rudolf es un niño corriente del siglo XX, le gusta jugar y es un tanto impulsivo, como cualquier niño de su edad (quince años.) Por ese mismo motivo, en cuanto se le presentó la oportunidad de viajar en el tiempo con la máquina que había ideado su padre con otro gran científico, no se lo piensa dos veces. El único problema es, que tras la partida, no encuentra forma de volver a su época. Será acusado de hereje, mentiroso, arriesgado, estúpido… Y todo esto en la Cruzada infantil que se dirigía Tierra Santa a mediados de siglo XIII.
VALORACIÓN:
En una de las visitas a la Biblioteca llegó a mis manos esta novela Nada más ver la portada pensé: “Dios, qué portada tan simple y triste”, pero no se debe juzgar a un libro por su portada, ni aunque esté compuesta exclusivamente por un gran ojo y unos engranajes, cómo no, en blanco y negro. Ya con menos voluntad, abrí el libro y vi, desesperanzada, que tenía 239 páginas, con letra minúscula, en una edición más grande de lo habitual (y sin dibujos, obviamente). Y no es que me asusten los libros gordos, no, he leído tostones monumentales de casi mil páginas, pero siempre historias actuales, con la forma de escribir de ahora y no la de hace más de treinta años, que sí que me atemoriza un poco.
Todo el libro gira alrededor de Rudolf Hefting, un “muchacho del siglo XX”, (palabras textuales de la contraportada) que, por un accidente, acaba envuelto en la cruzada infantil que se dirige a Tierra Santa. Por lo que se puede deducir, es un libro de aventuras, pero también contiene amor, amistad, con algo de violencia y crueldad.
La mejor parte de la novela es… toda, te deja encandilada de principio a fin. Es cierto que hay partes más trepidantes que otras, pero no hacen sombra a las demás. La lectura, a diferencia de lo que pensaba, se me hizo fácil; sin palabras muy difíciles, ágil y que engancha.
Mi personaje favorito, o mejor dicho, personajes, han sido Rudolf (el protagonista) y Leonardo Fibonacci, un estudiante italiano amante de los números y gran amigo de Rudolf, (que, según mis investigaciones, existió de verdad, y fue el matemático que introdujo los números árabes.) Es impulsivo y cálido, asume rápido el papel de líder y el de consuelo para los más débiles, además de ser un gran chico. Leonardo es más alegre, bromista y sensato, ya que es verdaderamente de la época y comprende a la perfección los peligros que alberga.
Cuando lees este libro te sumerges en bosques poblados por osos, ciudades italianas y enormes castillos, las descripciones son detalladas y bonitas (y utilizo esta palabra porque son desde los ojos de un viajero del tiempo maravillado, aunque no esté narrado en primera persona la escritora utiliza frecuentemente las emociones de su principal personaje.) Mis escenarios favoritos han sido, sin duda, los bosques, donde se desarrollan las partes más entretenidas.
Suspense, inquietud, alegría, tristeza… es todo lo que sientes, y me quedo corta. En la Edad Media, las vidas duraban poco y los peligros acechaban por todas partes.
De esta autora, Thea Beckman, he leído otro libro, Mi padre vive en Brasil que, aunque contiene muchos más valores que el que comento, no ha conseguido destronar a mi predilecto, que me dejó con ganas de más.
Hay una película de serie B titulada de la misma forma pero… en holandés. Solo he conseguido encontrarla en ese idioma y en ese idioma la he visto, sin enterarme de casi nada.
A la autora le diría: «¡necesito una continuación!» Pero murió en 2004, lo he comprobado. Pensaba escribirle un correo con mi petición.
PUNTUACIÓN: Le doy un 11 sobre 10, me leí el libro dos veces en la biblioteca y, después, me lo compré. En una sola palabra: alucinante.
RECOMENDACIÓN: Novela juvenil para niños desde primero o segundo de la ESO hasta adultos (sin edad límite.) De todos modos, yo nunca me he fijado mucho en estas cosas, si te ves con ganas de leerlo y crees que lo podrías hacer perfectamente, que no te frene para nada mi comentario.
Libro (Encuadernación: Tapa blanda, 240 páginas) 8.85€
AUTORA: Beatriz Sánchez del Río. Alumna de 1º ESO