Paula Hawkins (2015) La chica del tren, Planeta
Cada día, Rachel coge el tren a las 8.04 con destino a Londres. Y cada día se sienta al lado de la ventanilla para poder contemplar el paisaje, las casas de Blenheim Road. Cuando el tren se va acercando a la número 14, este se detiene lentamente en un cruce donde el semáforo, normalmente, está en rojo. Su mente inventa vidas y nombres para los vecinos, como el de Jess y Jason, enamorados, felices, triunfadores. Vidas perfectas. Sin embargo, aún no puede mirar la del número 23, demasiados recuerdos de la que fue su primera casa, la que compartía con Tom, su exmarido.
Pero todo cambia cuando en uno de esos viajes la protagonista ve algo extraño, un hombre, que no es Jason, en actitud cariñosa en el jardín con Jess. A partir de entonces nada volverá a ser como Rachel lo había conocido, tendrá que luchar contra su adicción al alcohol para poder ayudar a esclarecer una desaparición, un crimen… Todo esto con el intento de averiguar qué vio el día de la desaparición de Jess, cuyo nombre real es Megan Hipwell, porque por mucho que lo intenta no se acuerda.
Los diferentes puntos de vista de la historia nos contarán cómo sucedieron los hechos desde las perspectivas de tres de sus protagonistas: Rachel, Megan y Anna.
VALORACIÓN:
La chica del tren es un libro muy interesante, consigue engancharte desde la primera página por su misterio. Por cierto, que no es como el de otros libros que he leído hasta ahora porque como tienes distintos puntos de vista, el lector sabe lo que está pasando, o cree saberlo, en todo momento, aunque con la evolución de la historia aparecen nuevos enigmas que trastocan la versión de las protagonistas.
El libro está escrito en primera persona, con las voces de Rachel, que es la principal; Megan, que es la Jess imaginada de la primera y Anna, que es la persona quien ‘‘acabó’’ con el matrimonio de Rachel.
Desde el principio nos sitúa en los alrededores de Londres en el verano de 2013. Como la acción se sitúa tan próxima a nuestro presente es un elemento más para engancharte.
“El tren sigue avanzando poco a poco y pasa delante de almacenes, torres de agua, puentes y cobertizos. También de modestas casas victorianas con la espalda vuelta a las vías. Con la cabeza apoyada en la ventanilla del vagón veo pasar estas casas como si se tratara del travelling de una película. Nadie más las ve así; seguramente, ni siquiera sus propietarios las ven desde esta perspectiva. Dos veces al día, solo por un momento, tengo la posibilidad de echar un vistazo a otras vidas. Hay algo reconfortante en el hecho de ver a personas desconocidas en la seguridad de sus casas”.
Con este comienzo podría no resultar atractiva su lectura, pero la inclusión del personaje de Megan ofrece un punto de vista muy clarificador, pues nos pone en antecedentes. Con ella la historia se retrasa en un año, mayo de 2012, ofrece otra línea temporal:
“Añoro mis días en la galería, arreglada, peinada, hablando con adultos sobre arte, películas o sobre nada en particular. Nada en particular sería un progreso respecto a mis conversaciones con Anna. ¡Qué aburrida es, por Dios! Probablemente, antes tenía alguna cosa que contar, pero ahora solo habla del bebé (…) Salgo de casa u recorro los cincuenta metros que separan nuestra vivienda de la suya, en la misma Blenheim Road. Lo hago sin prisa. Hoy no es ella quien me abre la puerta, sino el marido, Tom, todo trajeado y a punto de marcharse al trabajo. Con traje tiene buen aspecto; no tanto como Scott, pero no está mal (…) Me ofrece su amplia sonrisa a lo Tom Cruise y luego se marcha, de modo que me quedo con Anna y el bebé”.
La historia se desarrolla en paralelo y hay puntos en los que coinciden y se cuenta lo que sucede según lo que siente cada una. Con ello podemos contemplar una misma realidad desde todos los ángulos, se enriquece. Por ejemplo, fijaos en la vivencia de Anna:
“Y entonces estoy haciendo lo mismo que hacía ella: bebiendo sola y espiándolo”. (…) “Y ahora me sorprendo a mí misma comportándome exactamente igual que ella: estoy terminándome la media bvotella de vino tinto que sobró de la cena de anoche y fisgoneando en su ordenador. Es más fácil comprender el comportamiento de Rachel cuando te sientes como yo ahora. No hay nada más doloroso y corrosivo que la desconfianza”.
Me ha gustado la técnica del ‘flashback’’ porque se activa el pasado como si estuviera sucediendo en ese mismo momento y es un recurso muy cinematográfico.
La historia es realista y según se cuenta perfectamente podría haber sucedido en realidad por lo que consigue participar de ella como si fuéramos uno más de la misma.
PUNTUACIÓN: Le doy un 9,5 por todo lo dicho anteriormente.
RECOMENDACIÓN: Yo se lo recomendaría a compañeros de 4ºESO o más mayores, gente que le guste la lectura con suspense y que se atreva a descubrir cosas nuevas. Con un grado de dificultad media al principio hasta que coges el hilo de la historia, creo que la escritora ha querido crear esta confusión para mantener el misterio.
AUTOR: Kiril Valchinov. Alumno de 4º ESO